(Actualizado al final). Todos tenemos un niño interno que rige y guía nuestras emociones. Estas, pudieron ser dañadas en la infancia, lo tengamos presente o no. Podemos tener imágenes y recuerdos escondidos en las profundidades de nuestra mente, que nos están bloqueando para avanzar en la vida en muchos aspectos. Sanar a este niño interno puede resultar imprescindible si queremos tener una vida adulta, plena y satisfactoria. Dar amor a nuestro niño interno es imprescindible para que se dé cuenta de que lo cuidamos y lo protegemos, entonces, responderá con alegría y juego.
Imagina cerrando tus ojos, que te ves a ti mismo cuando eras pequeño, observa que haces, que piensas, sientes que es un niño alegre o le falta algo. Luego salúdale y hazle preguntas, y espera unos segundos para escuchar sus respuestas. Anímale si está triste, dile que estás ahí dándole compañía, para apoyarlo en todo, que sepa que nunca va a estar sólo. Dile que es tu decisión estar con él y cuidarlo y que siempre va a ser así. Por último, imagina como le abrazas fuertemente, puedes cantarle o reírte con él. Transmítele esa confianza que necesita de ti, y así, con tu niño interno sanado, se te abrirán más caminos.
Esta es una visualización que yo hago de vez en cuando, y puede ser realmente emocionante. Otra forma de sanar que puede estar conectada con esta, es coger una foto de cuando eras adolescente, o niño, y hablar a tu imagen. Explica que has hecho lo que has podido hasta ahora, expresa todos los sentimientos que afloren y también las cosas que no has podido realizar, sabiendo, que hay tiempo de sobra para cambios y para romper viejas estructuras.
Yolanda Del ©