¿De qu茅 color es la felicidad? ¿En qu茅 la encuentras? ¡D贸nde la buscas! ¿Sabes ya el lugar oculto d贸nde se encuentra? En este antiguo cuento zen, que recabo aqu铆 con mis propias palabras, est谩 la respuesta:
Los dioses se encontraban un d铆a creando al hombre y creando a la mujer, muy atareados. Entonces, pensando cuidadosamente, se dieron cuenta ya tarde de que les hab铆an concedido muchos dones, y que, tarde o temprano, ser铆an tan poderosos como ellos. Ten铆an fuerza, inteligencia y determinaci贸n para seguir sus sue帽os. Esto les preocup贸 bastante, pues si un d铆a ellos pudiesen crecer en soberbia, en vanidad, en creaci贸n, los desafiar铆an y los resultados ser铆an catastr贸ficos (listos los dioses ¿eh?). Pensaron y pensaron en como detenerlos antes de que fuese demasiado tarde, y a uno de ellos se le ocurri贸 que hab铆a algo con lo que jugar y que los humanos apreciaban mucho, la felicidad.
—¡Hey!, vamos a esconder la felicidad y los hombres se volver谩n locos busc谩ndola y no tendr谩n tiempo ni inteligencia para retarnos, —dijo uno de los dioses—. Tenemos que ocultarla en un sitio tan misterioso que no ser谩n capaces de encontrarla ¿A qui茅n se le ocurre un sitio tan genial, que rebusquen y no encuentren?
—Pues yo pienso que deber铆amos subir al lugar m谩s alto que encontremos. Ese, sin duda, es el "sitio perfecto" —dijo uno de ellos.
—¡No! Si se les ocurre esta simple idea, escalar谩n y dar谩n con ella, —le respondieron.
—Las profundidades del mar, ese sitio oscuro y abisal al que no pueden acceder. Ese, sin duda, es el "sitio perfecto" —a帽adi贸 otro.
—¡No! Les veo inventando extra帽os aparatos que bajar谩n hasta all铆, no nos convence —le contestaron.
Uno de los dioses, que hasta ese instante no hab铆a intervenido, dijo:
—Vamos a esconder la felicidad en un lugar en el que nunca se les ocurrir谩 buscar. Dentro de ellos mismos. Siempre tratar谩n de hallarla en las cosas materiales, en otras personas o aspiraciones, antes que en su propio interior. Lo tienen tan cerca, y lo sienten tan lejos.
Qu茅 raz贸n ten铆a este sabio dios. Todos corrieron a colocar la felicidad dentro del coraz贸n de cada ser humano, bien guardadita. La profec铆a se cumpli贸. La mayor铆a de los hombres se empe帽aron en tratar de ser felices en vano, buscando en otros seres humanos, en objetos, en valores que se compran. En realidad, s贸lo era necesario ahondar en la profundidad del interior y ver que all铆 estaba la plenitud.
¿Os ha gustado la f谩bula zen? Pues entonces, ponedla en pr谩ctica. No es f谩cil, no pens茅is que leyendo cosas como esta, la vida se vuelve m谩s simple y ya est谩. Hay que esforzarse. Hay que meditar, pensar, razonar. Actuar en consecuencia. Dejar de culpar a otros de lo que somos los verdaderos art铆fices, los resultados de nuestra vida.
Yolanda Del ©