Tú mismo, eres un espejo, reflejándote en otras personas y gritándoles en silencio, cuáles son esas partes de su vida que deben mejorar y cambiar. Y ellos son un espejo para tu imagen, pues aquello que menos te gusta de otros es la propia corrección que debes emplear en ti.
Somos reflejos de todo lo que debemos cambiar y si lo aceptamos así, nos daremos cuenta de que hay un trabajo importante por hacer, para seguir evolucionando y para alcanzar la felicidad que, recuerda, sólo está en tu interior.
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¡Hey! Fluye con la vida (YdelPixel)